martes, 31 de agosto de 2010

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Dicen, cuentan, recuerdan, aventuran, sospechan, imaginan que hace años hubo alguien en quien el destino se ensañó.
Dicen que era alguien dulce, con picardía pero sin maldad alguna, que siempre sonreía, con una energía que era admirada por todos y una tenacidad asombrosa.
Cuentan que se reía de nada, que llenaba los silencios con una mirada, que soñaba con ser aire, que en lugar de dejarse llevar por el miedo se dejaba arrastrar por la curiosidad, que con perseverancia lograría cuanto se propusiera.
Recuerdan que un día su risa se acalló, que la sonrisa que alegraba a todos se transformó en una mueca capaz de helar la sangre a quien la mirara, que su voz se quedó atascada por algo que nunca logró decir, que la mirada que soñaba con la inmensidad del cielo ahora vagaba sin rumbo en un vacío tortuoso, su inocencia convertida en una cruel consciencia de la realidad.
Aventuran que algo le robó los sueños, que se le secó su vitalidad agotadora y se convirtió en cansancio interior, que se refugió en los silencios para no afrontar sus miedos, que ya sus pasos no lograban alcanzar ningún lugar, su alma rota en mil pedazos que jamás pudo unir.
Sospechan que se olvidó del presente, que se quedó tan sólo con el pasado y en futuro, el antes y el depués; con dolor a mirar atrás y miedo a mirar adelante.
Imaginan que su mente es como un laberinto de habitaciones y que mantiene algunas puertas para siempre cerradas, habitadas por horrores capaces de destruir la poca cordura que le queda.

Dicen, cuentan, recuerdan, aventuran, sospechan, imaginan...alguien sabe?