lunes, 4 de octubre de 2010

Difícil...pero no imposible.

Todo ser humano es capaz de sentir emociones tan intensas que pueden llegar a empujar a una persona a actuar de un modo totalmente distinto a su proceder diario.
Alegría, tristeza, ira, arrepentimiento, envidia...si es lo suficientemente fuerte, cualquiera sirve.
A veces, impulsados por un sentimiento que ciega momentáneamente nuestra lógica y razón, tomamos decisiones erróneas que nos suelen llevar, sino a conflictos tanto interiores como exteriores, si a situaciones embarazosas, en la mayoría de los casos causando daño a alguien.
He ahí cuando nuestra conciencia sale a flote y nos invade una dosis de cordura y arrepentimiento.
Y es que el comportamiento humano puede llegar a ser tan contradictorio!
Es curioso como se transforma la personalidad de un individuo si las condiciones lo propician; por ejemplo, una persona puede parecer fuerte, lógica y segura frente a los demás, incluso serlo, pero cuando no mira nadie convertirse en alguien débil, dubitativo e indeciso. O puede ser alegre, positivo y superficial y esconder una profunda melancolía y una tendencia a la reflexión innata.
También puede ser que la gente cambie pero que siga representando a su "yo"anterior, sea cual sea la razón.
El miedo al rechazo, el egocentrismo, la inseguridad o la simple ignorancia pueden ser la causa de que mucha gente se comporte de un modo hipócrita.
Pero ¿es que hay alguien que no finja nunca?
Ya sea por el miedo al que dirán, a ser dejado de lado o simplemente, por ignorar como cambiar, muchas personas se pasan la vida interpretando un personaje; una parodia de lo que quieren o creen que deberían ser.
Y digo yo, ¿no deberíamos dejar de perder el tiempo intentando ser alguien que no somos en lugar de ser solo nosotros? ¿No es bastante complicado ya conocerse uno mismo en lugar de jugar a ser bipolar?
Yo me paso la vida sonriendo e intentando parecer despreocupada cuando en realidad soy una persona bastante insegura. Dicha inseguridad me lleva casi siempre a no confiar en nadie, ni siquiera en las personas que son dignas de dicha confianza, aquellas que se preocupan y se alegran por mí.
Este gran defecto ha causado que en muchas ocasiones haya hecho daño a la gente que quiero, dándoles a entender que no son importantes en mi vida cuando en realidad me desmoronaría sin ellos.
Pero ¿como intentar mitigar el daño causado cuando una simple disculpa parece un acto vacío? ¿Cómo explicar el propio comportamiento cuando ni uno mismo lo entiende?
Cambiar la conducta de toda una vida es difícil, pero no imposible. Se pueden ir corrigiendo las cosas poco a poco, desde la base, ir viendo que camino toman y actuar en consecuencia.
Esa, creo yo, es la única manera de ser realmente quienes somos, en lugar de vivir una vida que ni siquiera nos pertenece.

"Nunca tomes una decisión estando enfadado, ni vayas a hacer la compra con hambre".

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